Es la capacidad de pensar, ante ciertos acontecimientos o actividades, sobre los riesgos posibles que estos conllevan, y adecuar o modificar la conducta para no recibir o producir perjuicios innecesarios.
La prudencia nos invita a detenernos a reflexionar sobre nuestras acciones y sobre las consecuencias que éstas pueden producir. Muchas veces decimos o hacemos cosas sin pensar en lo que causaremos.